Conocernos a nosotros mismos: un reto de vida, un caminar para crecer que puede darnos muchas sorpresas

Algunas veces o muchas quizás, creemos conocer a las personas con cierta facilidad, sea por sus palabras, actos, su lenguaje no verbal; otras porque nos atrevemos a leerles más allá de lo evidente, percibir su energía y casi hasta reconocer su buena alma.

Con todo ello nos hacemos la idea de quiénes son “en realidad” y hacemos nuestro propio balance, cada quien, con su propia interpretación, a veces justa –por no decir equilibrada- otras no tanto.

En este momento de nuestra historia como humanidad estamos viviendo cambios impensados hasta hace unos meses, por causa de un virus que vino a alterar drásticamente la forma en que marchaba el mundo, la manera en que funcionábamos y eso ha significado un golpe de timón para cambiar y seguir cambiando.

Relatos de experiencias, nuevos aportes científicos, dolor, angustia, cansancio, temor, llamados a la solidaridad, información de cuidados, consejos, medidas para salir con bien de esto, conferencias y otros de distinta orientación como retos, chistes, los infaltables memes sobre el día número tal de la cuarentena, todo ello y mucho más, circula 24/7 por distintos medios.

¿Cómo lo estamos procesando? 

Para algunos el contenido pareciera ser una farsa, no acatan medidas, se creen inmortales, pareciera que viven en un planeta aparte del cual el resto no somos parte.

Para otros, lo que está ocurriendo es real, tan real que hasta puede pasar sin filtro, asusta, enoja, llena de preguntas, obliga, toca fibras muy sensibles, intensifica las emociones y hasta paraliza.

No sé a usted, a mí esa intensidad no me resulta ajena.  Muchos, si no es que todos, hemos extrañado enormemente a nuestras personas amadas, encontrarnos y también hemos sentido el temor de perder, perder, perder… eso me ha paralizado.

¿Qué me ha impedido permanecer paralizada? La libertad que no hemos perdido: elegir nuestro pensamiento y actitud; eso me impulsa.  Tenemos derecho a lamer nuestras heridas, pero también una enorme fuerza interna que sacar a flote.

Sé que muchos han sentido todo ello y más o diferente y asumido su parte de responsabilidad con esperanza.

¿Usted cómo lo está viviendo? 

Esto se trata de una oportunidad de conocernos más a nosotros mismos.

La habilidad para la vida que estamos trabajando como OBS en este mes es el “Autoconocimiento”.

Me encanta cómo es descrito:

“Conocerse es el soporte y el motor de la identidad y de la autonomía. Captar mejor nuestro ser, personalidad, fortalezas, debilidades, actitudes, valores, aficiones… Construir sentidos acerca de nosotros mismos, de las demás personas y del mundo que compartimos. Conocerse no es solo mirar hacia dentro, sino que también es saber de qué redes sociales se forma parte, con qué recursos personales y sociales contamos para celebrar la vida y para afrontar los momentos de adversidad. En definitiva, saber qué se quiere en la vida e identificar los recursos personales con que se cuenta para lograrlo.”

Esta experiencia nos está probando y también nos está dando la oportunidad de reconectar con nosotros mismos.

Si hoy tuviéramos que describir ¿quiénes somos? creo que la respuesta cambiaría tras la cuarentena y esta coyuntura, quiero pensar que aprendimos mucho más de nosotros mismos, que mejoramos nuestras actitudes con más fibra humana solidaria, responsable, leales a nuestros más altos valores.

Hemos ido colectando aprendizajes como:  somos parte de algo más grande que nuestra propia individualidad, familia, barrio o país, somos parte de un mundo y nuestras acciones tienen efectos sobre los demás, llámense personas, animales, ambiente u otros.

Si aún no se ha cuestionado le invito hacerlo, a revisar sus influencias e influenciadores, sus potencialidades y las destrezas que podría aprender para sumar en esto que llamados vida, su vida y la mía, todas merecedoras de celebración y fieroFiero es una palabra italiana que, el Atlas de las Emociones, describe el gozo que se experimenta cuando uno ha hecho frente a un desafío que expande sus capacidades.

Quisiera finalizar este blog con esperanza, confianza, alegría y agradecimiento anticipado afirmando:

…y enfrentamos nuestros miedos y penas

…y descubrimos de lo que éramos capaces

…y el camino y la verdad estuvieron ahí

…y el que tenía su tesoro en lo material comprendió que la salud, la vida y las personas eran un tesoro mayor

…y el que no era muy hábil en la convivencia aprendió a estar consigo mismo, a conocerse mejor y hasta a convivir con otros

…y cuidamos más a nuestros adultos mayores

…y los inmortales dejaron de serlo, algunos aprendieron por las buenas, otros tuvieron que perder para darse cuenta

…y los que no tenían tiempo para estar en casa descubrieron que era el más valioso y transformador refugio

…y los que tenían más, compartieron

…y los que tenían menos no estuvieron solos y recibieron

…y los que descalificaban, conspiraban y detractaban vieron y reconocieron el valor de lo Público.

…y todos fuimos necesarios e importantes, nos dimos cuenta que con el aporte positivo de cada quien podíamos salir adelante sin hacer daño, sin egoísmo, dándonos la mano.

…y los que creyeron estar solos se descubrieron en maravillosa compañía: el “migo mismo” –diría Benigna- nunca dejó de estar ahí.

…y los abrazos y las caricias volvieron

…y la vida siempre fue y será.

¡Qué logremos fiero, mucho fieromi querida comunidad universitaria, mi amado país, mi único planeta!

 

Dra. Alejandra Marín Hoffman, enfermera de la Oficina de Bienestar y Salud

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